Porque vivir es un arte
Tus manos acariciando mi pierna, esa dulce lengua jugando en mi oreja, tus piernas entrelazadas a las mías... nuestra respiración agitada, ahora estamos de frente y nuestros labios se comen a besos y tu mirada se vuelve mas profunda.
En la oscuridad de mi cuarto tu silueta se vuelve mas deseable, la luz de la luna me permitió ver lo mejor de tu cuerpo, tu blanca piel, la expresión de placer en tu rostro, esa sonrisa perversa y tus ojos derramando lujuria con cada dilatación de pupila.
Un tierno beso en el cuello y de pronto tu cuerpo encima de mi, mis piernas al rededor de tu cadera y comenzamos ese vaivén cadencioso, un ligero haz de luz se fundió en nuestros cuerpos, cada vez suspirábamos con mayor frecuencia, la respiración entre cortada, mi cuerpo caliente y el tuyo sudando cada vez más; el movimiento se hizo mas rápido y con mayor ritmo, gemidos, palabras, besos... estábamos cerca del final, el cuarto desapareció, solo percibíamos sensaciones, olores y la textura de nuestra piel.
Una última respiración, el ultimo gemido prolongado, intenso y mas excitante que los anteriores, una gota de sudor cayó en mi frente recorriendo rápidamente mi cara y desapareciendo en mi pecho, abrí los ojos y me incorporé sin demora, mi cuerpo temblaba y seguía empapada de sudor, pero no estabas tu...
Todo estuvo en mi sueños, tu rico aroma y tu cálida piel, ahí estuviste siempre en esos profundos pensamientos esperando compartir ese momento en la intimidad de mi cama. Ahora espero con ansia que duermas conmigo todas las noches, que me hagas vibrar y que veles mis sueños...